jueves, 3 de octubre de 2013

Eliminatorias: Grandes decepciones (Parte 1/2)

Italia
Solo 2 veces los tanos estuvieron fuera de la cita mundialista: en 1930 en Uruguay y en 1958, en el evento a realizarse en Suecia. Nunca más. Para la cita escandinava, los italianos fueron incluidos en el Grupo 8, junto con Portugal e Irlanda del Norte, dos selecciones sin mucha historia, y que por cierto, nunca habían participado en un mundial. Italia, bicampeona, era clara favorita. Contaba con la base de la Fiorentina, equipo de moda por esos años, más la incorporación de algunas figuras sudamericanas, como Miguel Ángel Montuori (ex Universidad Católica), Juan Schiaffino y Alcides Ghiggia. El grupo se inició con un empate entre portugueses y norirlandeses en Lisboa, lo que beneficiaba a los italianos. El 25 de Abril, vencían por la mínima a los británicos, mientras que estos se tomarían revancha ante los portugueses en Belfast. Sin embargo, el traspié de los tanos sería la categórica derrota en Lisboa, de 3-0. Toda una tragedia para los italianos que, pese a ello, aun dependían de si mismos para clasificar. Más aun cuando vencían por el mismo marcador a los lusos en Milán. Así, al último partido del grupo llegaban Irlanda del Norte con 3 puntos e Italia con 4. Los tanos solo necesitaban el empate para clasificar. Ese partido definitorio sería en Diciembre de 1957, pero ocurrió una curiosidad: el árbitro húngaro no llegó, y para paliar la contingencia, ambas selecciones jugaron un amistoso que terminó a dos tantos.



Con una plantilla compuesta solamente por jugadores que militaban en grandes de Inglaterra y Escocia, los británicos dieron la gran sorpresa al derrotar por 2-1 a Italia en Belfast, ese 15 de Enero de 1958, donde sí valió. Italia nunca más volvería a faltar a una cita mundialista mientras que los norirlandeses solo caerían ante la Francia de Fontaine en los cuartos de final de Suecia 1958. Sin duda, uno de los peores fracasos en la historia del fútbol italiano.

Inglaterra
Los fracasos de Inglaterra en eliminatorias pueden dividirse en 3. Primero el quizás más doloroso, rumbo a Alemania Federal 1974. Con el mismo formato de 1958, los ingleses compartían grupo con Polonia y Gales. Sin duda, quizás una de las mejores selecciones polacas de la historia, con Lato a la cabeza. Inglaterra contaba con Shilton, Moore, Hughes, Clarke, Peters, dirigidos por el mítico Alf Ramsey. Todo comenzaba bien, con sendos triunfos ante los galeses, a la vez que Polonia enredaba puntos en Cardiff. Sin embargo, una dura derrota en Chorzow le ponía angustia a la clasificación. Para el partido en Wembley, Inglaterra solo necesitaba ganar. No contaba con la leyenda de Moore y el primer tiempo finalizaba sin tantos. Empezaba la desesperación, más aun cuando Domarski adelantaba a los polacos. Clarke igualaba rápidamente y de ahí en más, el área polaca parecía plaza. Un ataque inglés tras otro, y una salvada espectacular de los polacos tras otra. El 1-1 se sellaba en el pitazo del belga Loraux, otorgando a los polacos esa clasificación que aprovecharían con una gran actuación en Alemania.



Cuatro años más tarde, una nueva decepción inglesa. Esta vez, sin embargo, fue ante otro poderoso como la selección italiana. Es más, en el grupo que ambos compartían con Luxemburgo y Finlandia, solo cedieron puntos entre ellos mismos, igualando en 10 unidades. El último partido de los británicos sería en Wembley ante los italianos, necesitando imperiosamente una goleada para tener alguna chance. Esto porque a los italianos aun le restaba recibir a la selección de Luexemburgo. El 2-0 de Keegan y Brooking fue gratificante, pero infructuoso para soñar con el mundial en Argentina. Inglaterra quedaba 2 puntos por sobre los italianos, pero con la misma diferencia de gol. Los tanos ganaron cómodamente a Luxemburgo por 3-0 y dejaban a Inglaterra por segunda vez consecutiva fuera del mundial. Sin embargo, los ingleses volverían a Argentina, a la fuerza unos años después.


La última decepción inglesa fue rumbo a Estados Unidos 1994. Compartió un grupo duro con Holanda, Noruega, Polonia, Turquía y San Marino. Es decir, una de las mejores Holanda y Noruega de todos los tiempos. La selección británica se basaba en Platt, Ince, Adams, Walker, Sharpe, Palmer, Pallister y Gascoigne. Nada del otro mundo, adiestrados por Graham Taylor. Enfrente tuvo a figuras como Rekdal, Bergkamp, Koeman, los De Boer, Rijkaard, Warzycha, Mykland. Noruega tuvo un arranque infernal, con un empate en Wembley incluido, y selló prontamente su clasificación. Holanda e Inglaterra tuvieron vacilaciones, pero la lucha por el segundo cupo se zanjó en Rotterdam, cuando la naranja venció por 2-0 a los ingleses. Luego, los británicos golearon a San Marino (donde encajaron un gol a los 7 segundos), y soñaban que Polonia venciera a los holandeses, pero esto no estaría ni cerca de concretarse y quedaban fuera de un Mundial tras 16 años. Desde ahí, los ingleses han dicho presente en todas las ediciones.



México
Quizás no es un grande a nivel mundial, pero su poderío en la Confederación Centroamericana hace que su nombre sea siempre el claro favorito para jugar todos los Mundiales. Luego de participar casi ininterrumpidamente en los mundiales anteriores, México arrancó de buena forma su camino a Alemania 1974. Apabulló en la primera ronda a sus vecinos de Estados Unidos y Canadá. Contaba con el gran Enrique Borja en su equipo, entre otros destacados. Sin embargo, en el hexagonal final no estuvieron a la altura. Resignaron puntos ante Guatemala y Honduras, al tiempo que Haití ganaba todo. La goleada por 8-0 ante Antillas Holandesas solo fue un espejismo, ya que días después Trinidad y Tobago los abofeteaba con un estrepitoso 4-0. Ese resultado clasificaba a Haití y dejaba a los mexicanos sin mundial.

Para 1982, la situación fue parecida, salvo que esta vez era 2 los cupos en disputa. Con Hugo Sánchez como estandarte, los mexicanos consiguieron uno de los dos cupos en el triangular inicial, con su rivales del norte. Así, obtenían los pasajes para el hexagonal, donde debutaron con un esperanzador triunfo por 4-0 ante Cuba (doblete de Hugol). Pero de ahí en más, no volverían al triunfo. Derrota ante El Salvador del Mágico González y posteriores tristes empates ante Haití y Canadá. Aun así, les quedaba una chance: vencer a Honduras ya clasificado en su casa en el último partido.  Las crónicas señalan que los mexicanos en aquel partido se perdieron una cantidad increíble de goles, y de las formas más espectaculares. Con el resultado en blanco hasta el final, la alegría fue salvadoreña y los mexicanos se amargaban una vez más.



Ocho años después, la selección mexicana nuevamente se vería impedida de clasificar a la cita mundialista. Pero esta vez fue por líos administrativos luego de malas inscripciones para un campeonato eliminatorio juvenil, en el suceso bautizado como Cachirulazo. Costa Rica y Estados Unidos representaron aquella vez a la CONCACAF, mientras que México no faltaría a un mundial luego de aquella negra vivencia.

España
No siempre fue de oro la historia española. Pasaron tiempos tristes, que se ven reflejados, por ejemplo, en las eliminaciones a algunos mundiales.  La primera de sus frustraciones fue en 1954, cuando un niño determinó que Turquía clasificara a Suiza 1954, luego de empatar en puntaje y la definición. La diferencia de goles le favorecía, pero no era considerada. De nada les sirvió la incorporación de Ladislao Kubala. Cuatro años más tarde, con el propio Kubala, más Ramallets, Suárez, Basora, Di Stéfano y Gento, se aprontaban para arrasar a Escocia y Suiza. El empate en casa ante los helvéticos, más la derrota en Glasgow sepultaba las aspiraciones hispanas. Una nueva frustración en su historia eliminatoria.



Rumbo a México 1970, la aparición de Pirri y Amancio, entre varios otros, no pudo hacer mella en el poderío belga, que pudo sobrepasarlos junto con Yugoslavia. Para la historia quedará una triste derrota ante Finlandia. Finalmente, la última de sus frustraciones se vería cuatro años más tarde, cuando debió luchar por un cupo ante la selección yugoslava. Al cabo del triuangular, que compartían con Grecia, ambos acabaron con 6 puntos. Los goles favorecían a España, pero eso no era considerado como definición y debieron ir a Frankfurt para jugar un partido definitorio. Era Febrero de 1974 y el solitario y tempranero gol de Josip Katalinski determinaba la clasificación balcánica. Los dirigidos por Kubala sumaban una nueva decepción, que solo amagarían luego de 3 décadas.




Por Luis Armandoski

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